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martes, 21 de mayo de 2013

Mujeres, vaginas y sangre: Rompiendo tabúes menstruales con la artista Sarah Maple (Charlotte R. Proudman)

Intégrate a nuestro grupo "Lunas, toallas de tela y copas" donde nos reunimos miles de mujeres para compartir información clara, objetiva y actualizada sobre la menstruación y la salud sexual y reproductiva, así como reflexiones, inquietudes y experiencias relacionadas con el ser y tener cuerpo de mujer.

De una manera infaliblemente traviesa, Sarah Maple utiliza el arte como una narrativa con la que reta las nociones tradicionales de religión, identidad y el rol social de las mujeres. Su trabajo artístico nunca deja de sorprender; su última pieza "Menstrúa con orgullo" no es la excepción. Rodeada por una pequeña multitud horrorizada y asqueada, Maple se para en el centro del escenario, una mujer orgullosa de menstruar en público. Es una declaración interesante y muy clara; queda claro que Maple es una feminista incendiaria. Pero la pintura también tiene un aire de un secreto social muy profundo: la menstruación es -y debe permanecer- un tabú.




Qué mejor manera habría para comprender el significado detrás de la obra artística de Maple que preguntarle a la artista misma? "Inicialmente, yo no quería realizar un trabajo sobre la menstruación, porque pensaba que era un poco como un cliché. Pero estaba adentrándome más en la idea de las mujeres y la vergüenza, sentí que no podía evitarlo!" Maple se ríe. "Pienso que existe una carga fenomenal de vergüenza que pesa sobre las mujeres para empezar. Cuando empecé mi menstruación estaba absolutamente horrorizada, sentí que era humillante. No le dije nada a mi madre durante 3años, sentía que la estaba decepcionando.pienso que esto pudo haber sido una cosa cultural" dice.

Curiosamente, Maple considera a su cultura en parte responsable de sus sentimientos de vergüenza -ella es la hija de una mujer iraní y un hombre kentish. Algunas culturas y religiones, incluyendo el judaísmo ortodoxo, el cristianismo y el islam aíslan a las mujeres menstruantes al excluirlas de poder rezar, tener intimidad física y hasta de quehaceres domésticos. La obra de Maple transgrede estos tabúes al exhibir y burlarse de ellos, casi satíricamente. "Me gusta reírme de las cosas que son tabúes; esto es lo que quise hacer en la pintura. Quería crear un drama acerca de ello, como en las pinturas religiosas clásicas, de ahí el formato tríptico del altar religioso. Todos se ven tan alarmados y en shock y terminas riéndote de ellos, riéndote de su shock", dice Maple.

A las mujeres menstruantes se les asocian reglas, de acuerdo con Simone de Beauvoir, feminista y autora de El Segundo Sexo, porque son vistas como impuras, repulsivas y peligrosas, particularmente para los hombres. Explica que los hombres reprimen la sexualidad de las mujeres, porque temen y sienten asombro ante el sangrado mensual de las mujeres, un poder biológico obsequiado sólo a las mujeres para capacitarlas para producir la siguiente generación.

Pero mientras que algunos tabúes pueden ser definidos y reforzados por los hombres, Maple cree que otros son reforzados por mujeres. Explica que "algunas de las críticas más duras son mujeres, de ahí que en la pintura haya un número igual de hombres y mujeres. Las mujeres parecen haber aceptado una imagen de sí mismas como seres mensualmente podridas. A veces, las personas no pueden ver lo que esta justo frente a ellas. Lo difícil de ser feminista y tener voz es el odio absoluto que recibes de las personas, como si fuera lo peor del mundo. Una vez una niña me dijo que qué "egoísta" era por hablar de feminismo cuando había tantos otros problemas en el mundo como la violación sexual. ¿Acaso las violaciones sexuales no son un asunto del feminismo?!"

Con frecuencia, las sociedades occidentales declaran que no sostienen nociones arcaicas como tabúes menstruales. Sin embargo, cada cultura maneja y representa los líquidos vitales de alguna forma. Los tabúes están implícitos en las sociedades occidentales en tanto que las mujeres hacen esfuerzos extraordinarios por esconder su ciclo menstrual. Las mujeres evitan el sexo, nadar, vacaciones y cualquier otra actividad por temor a que se riegue su 'secreto'. Las mujeres, los medios y la industria de la publicidad repiten estos tabúes al promover una imagen por la que las mujeres necesitan productos de higiene femenina para purificar sus sucios cuerpos.

Con su trabajo, se espera que niñas premenarquicas y posmenárquicas no sufran los mismos sentimientos negativos que Maple experimentó como una adolescente al aproximarse a la inevitabilidad mensual de la menstruación. Sin embargo, una antología de historias de la primera menstruación de mujeres compilada por Rachel Kauder Nalebuff para su libro (Mi librito rojo) ilustra que muchas niñas no saben nada acerca de sus periodos hasta que se presenta el primero, y que entonces creen que se están muriendo. Maple incluyó a niñas en su pintura por esta misma razón. De hecho, ha recibido reacciones muy interesantes a su pintura de parte de niñas: "Unas niñas jóvenes dijeron 'guacala'. ¡Son tan graciosas!"

La obra creativa de Maple se propone transgredir los tabúes basados en el género al retratarlas de alguna manera empoderadas. En lugar de sentirse avergonzadas por su primera gota de sangre, las mujeres deberían sentirse orgullosas de haber entrado a una nueva fase de su femineidad. "Realmente me sentí muy mujer cuando me dejé crecer el vello en las axilas para la pieza llamada  Lollypop", dice una Maple orgullosa.

Algunas mujeres han usado su poder de menstruar como un medio para hacer activismo menstrual o incluso anarquía menstrual. Como ejemplo de ello, entre 1980-1981 30 prisioneras en la Prisión de mujeres de Armagh en el norte de Irlanda sostuvieron una "Protesta sucia" para demandar su derecho a un trato justo. Protestaron al no lavar durante un año y al embarrar su sangre menstrual en las paredes de la prisión. Su dolor era materializado mediante su sangre menstrual. Su protesta fue ignorada por mucho tiempo por la Iglesia Católica del norte de Irlanda por ser considerada altamente contaminante. No obstante, la protesta fue tan exitosa que mejoró la calidad de vida en la prisión para las mujeres y tuvo un impacto más amplio al visibilizar las desigualdades de género en la Iglesia Católica y así también en Irlanda.

"Menstrúa con orgullo" puede sacar a la luz tabúes menstruales, pero también manda un mensaje más amplio, que nuestra sociedad está llena de tabúes basados en el género por los que las mujeres están impedidas para romper las barreras de un techo de cristal. Maple explica que "la sangre en la pintura no es ssolo literal, es también representativa de todos los aspectos de lo que nos debemos avergonzar como mujeres -nuestro pelo, nuestra talla, nuestros rostros sin maquillaje, incluso se atreve a reclamar espacio para las mujeres en el mundo, para atrevernos a ser iguales. Todo esto que trata de arreglarnos es un negocio que nos mantiene en nuestro lugar, como si debiéramos seguir siendo niñas, nunca crecer, nunca retar al mundo. Vivimos llenas de miedo como si por no separarnos de nuestro dinero para embellecernos fuéramos menos humanas".

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